Desde una perspectiva psicosocial integra disciplinas diversas y complementarias en un intento de generar una aproximación integral al ser humano y su funcionamiento.
El paradigma psicosocial se interesa por el bienestar del individuo en su entorno y se alcanza a través de aspectos individuales, estructurales, socio-culturales y políticos. Se concentra en las vidas humanas y en la creación de habilidades y de oportunidades reales. Así, el desarrollo humano consistiría en ampliar las capacidades personales y las oportunidades sociales que permitan elegir la vida que la persona considere deseable, siempre en interlocución con el medio.
Algunos principios básicos de la intervención psicosocial son:
El análisis de la realidad y las prioridades de intervención se centran en la persona y su experiencia.
Las intervenciones están inmersas en procesos familiares, comunitarios y sociales más amplios.
La persona no existe al margen del ambiente en el que se desarrolla. Coexiste una interacción continua entre la persona (dimensión personal) y su contexto (dimensión social). Se establecen dos niveles básicos de acercamiento a la realidad, persona y sociedad: ambos se influyen mutuamente en un proceso dinámico de construcción conjunta.
Se comprende y se interviene desde una perspectiva integral del ser humano, contemplando sus diferentes niveles de funcionamiento: su dimensión mental y conceptual, afectiva-emocional, comportamental, relacional, identitaria, cultural. Se pone énfasis en la prevención de dificultades así como en la promoción de capacidades y desde la identificación de los factores de riesgo y los factores protectores que en cada caso van a caracterizar tanto a la persona como al contexto en el que se desenvuelve.
La dignificación de las personas y de sus condiciones de vida reales, las necesidades humanas y la igualdad de derechos y oportunidades de las mismas son finalidades principales de este enfoque.
Considera el empoderamiento de las personas y los grupos como medio y como fin, entendiendo por empoderamiento un proceso por el cual las personas y las comunidades acceden a sus propios recursos y capacidades, personales y sociales, para poder hacer frente a su propia vida y decidir sobre ella.
Persigue la participación activa de las personas en sus procesos, el descubrimiento de las propias habilidades y capacidades, y la puesta en marcha de estos recursos para alcanzar los propios fines vitales y cotidianos con la mayor autonomía y libertad posibles. Para ello, enfoca la intervención no solo en la persona sino también en procesos familiares, comunitarios y sociales.
Requiere necesariamente de un enfoque interdisciplinar.
