Heteronormatividad

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La heterenormatividad se refiere al régimen social, político y económico impuesto por el patriarcado, extendiéndose tanto dentro del ámbito público como del privado. Según este régimen, la única forma aceptable y normal de expresión de los deseos sexuales y afectivos, así como de la propia identidad, es la heterosexualidad, la cual presupone que lo masculino y lo femenino son substancialmente complementarios en lo que respecta al deseo. Esto quiere decir, que tanto las preferencias sexuales como los roles y las relaciones que se establecen entre los individuos dentro de la sociedad, deben darse en base al binario ‘masculino-femenino’, teniendo que coincidir siempre el ‘sexo biológico’ con la identidad de género y los deseos asignados socialmente a éste.

En este sentido, todos aquellos comportamientos, preferencias e identidades que transgreden el régimen y se encuentran fuera de él -como es el caso de las mujeres lesbianas, los hombres gays, las personas transexuales y transgénero- ocupan una situación marginal dentro del sistema heteronormativo y por lo tanto, son discriminadas, invisibilizadas y perseguidas mediante diferentes mecanismos. Estos mecanismos se institucionalizan en forma de leyes, sanciones, pautas médicas, religiosas, etc., y son internalizados socialmente en forma de hábitos, prácticas y normas sociales que se encuentran tan extendidas, que son consideradas como naturales. Todos estos elementos pueden poner en peligro la vida de las personas que transgreden la norma y generar situaciones de huída y exilio.

Sin embargo, cabe decir que la heteronormatividad también afecta, aunque implícitamente, a todas aquellas personas que exhiben conductas y preferencias normativas y que por consiguiente, se encuentran dentro del régimen. Esto es así, ya que tiende a circunscribir sus comportamientos y acciones dentro de una serie de roles específicos que aparecen como inmutables. A partir de éstos es que se establecen los límites dentro de los cuáles estas personas pueden desarrollarse como seres humanos dentro de las sociedades en las que viven, sin posibilidad real de elegir o romper con los esquemas impuestos.

Esto es especialmente relevante en el caso de las mujeres heterosexuales, ya que al asignarles determinados parámetros de conducta, se les sitúa en una posición de subordinación a sus pares masculinos en todos los espacios de la sociedad como el trabajo, la familia, etc. A pesar de que esta situación suele presentarse de manera sutil en la mayoría de sociedades, estos mecanismos son abiertamente violentos en aquellas sociedades fuertemente patriarcales, vulnerando severamente los derechos de las mujeres que intentan traspasar los límites que se les ha impuesto. Este es el caso del matrimonio forzado y la violencia machista, las cuáles generan situaciones en las cuáles la transgresión de los roles es severamente penado, provocando la persecución y huída, al igual que en el caso del colectivo LGTTBI.

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Bibliografía

  • CEAR-Euskadi (2009): Persecución por motivos de género y  derecho de asilo: del contexto global al compromiso local. El sistema de asilo español frente a la violación de los derechos humanos de las mujeres y de lesbianas, gays, bisexuales y transexuales. Comisión de Ayuda al Refugiado en Euskadi, Bilbao.

  • Coll-Planas, G. (2010): La voluntad y el deseo. La construcción social del género y la sexualidad: el caso de lesbianas, gays y trans. Edit. Egales, Madrid.

  • Equipo Nahia (2013): Los deseos olvidados: La perspectiva de Géneros y de Diversidad Sexual en el trabajo de Cooperación y  Educación para la Ciudadanía Global. Bilbao.