Patriarcado

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El patriarcado es un sistema de dominio institucionalizado que mantiene la subordinación e invisibilización de las mujeres y todo aquello considerado como ‘femenino’, con respecto a los varones y lo ‘masculino’, creando así una situación de desigualdad estructural basada en la pertenencia a determinado ‘sexo biológico’. Tiene su origen histórico en la familia, cuya jefatura ejerce el padre y se proyecta a todo el orden social. Esta situación se mantiene a través de regímenes, hábitos, costumbres, prácticas cotidianas, ideas, prejuicios, leyes e instituciones sociales, religiosas y políticas que definen y difunden una serie de roles a través de los cuáles se vigila, se apropia y se controla los cuerpos de las mujeres, a quienes no se les permite gozar de una completa igualdad de oportunidades y derechos.

Dado que este sistema de dominación se justifica a través del ‘sexo biológico’, el orden que impone es normalmente percibido como natural y no como una construcción social que puede ser transformada. Por lo tanto, los roles que desde el patriarcado se imponen a las mujeres por el hecho de serlo, suelen ser percibidos como fijos y no intercambiables. De la misma forma, aquellos comportamientos y preferencias sexuales que difieran de lo que es tradicionalmente atribuido a los varones y mujeres, son considerados como conductas desviadas y fuera de la norma, siendo condenadas fuertemente por todas las instituciones sociales y políticas existentes, ya que éstas actitudes ponen en tela de juicio la heterosexualidad, que es una de las bases más firmes que dan permanencia y validez a las estructuras patriarcales (ver: persecución por motivos de género).

En contraste con lo anterior, en las últimas décadas se ha demostrado que el orden impuesto por el patriarcado es un producto social transformable, puesto que ha venido siendo objeto de reconfiguración gracias a la lucha feminista y del colectivo LGTTBI, que vienen logrando el reconocimiento gradual y el respeto de los derechos que se les había negado previamente.

Sin embargo, debido a su fuerte implantación en las estructuras sociales, ciertas estructuras patriarcales persisten y adquieren gran fuerza a través de procesos e instituciones considerados como legítimos, como la globalización, el neoliberalismo económico, las empresas transnacionales, la política y el Estado moderno. Éstos expanden e implantan ciertas ideas y actitudes en la sociedad, que continúan manteniendo a las mujeres en situaciones de mayor desventaja, pobreza y exclusión, incluso en las sociedades consideradas como más “avanzadas”.

El uso de la violencia sirve para imponer y ratificar a través del miedo, el sometimiento de las mujeres, de lo femenino y de todo aquello que desafía la autoridad masculina, ocasionando graves situaciones de vulneración de derechos humanos. Esto a su vez, origina  la necesidad de huída y búsqueda de protección de quienes se ven amenazadas por dicha violencia, creando la figura de persecución por motivos de género, relevante en el caso del derecho de asilo.

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Bibliografía

  • Píkara Magazine (2013): Glosario Feminista. En http://glosario.pikaramagazine.com/inicio.php?lg=es&sec=inicio

  • Equipo Nahia (2013): Los deseos olvidados: La perspectiva de Géneros y de Diversidad Sexual en el trabajo de Cooperación y  Educación para la Ciudadanía Global. Bilbao.

  • Gamba; S. (2007): Diccionario de estudios de Género y Feminismos. Editorial Biblos, Buenos Aires.