Géneros

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El género es una categoría de análisis acuñada desde la teoría feminista, que sirve para designar al proceso mediante el cual las personas asumimos todas aquellas características, comportamientos y formas de pensar que las sociedades definen como propiamente ‘femeninas’ o ‘masculinas’. Dicha atribución de roles y su adquisición suele darse en base a las diferencias anatómicas observadas de acuerdo al sexo biológico, por lo que muchas veces se considera como algo natural y dado.

Sin embargo, el concepto de género pone en tela de juicio esta idea, puesto que señala que todo aquello que se atribuye a las categorías de ‘masculino’ y ‘femenino’ está socialmente construido y por lo tanto, está sujeto a cambio. Por lo tanto, podemos encontrar que dichas concepciones relativas al género dependen del contexto cultural e histórico desde la cual se interpretan las diferencias sexuales biológicas existentes.

En ese sentido, lo determinante no son las diferencias anatómicas en sí, sino la forma en que la cultura interpreta esas diferencias anatómicas. La anatomía es una construcción política que dota de significados nuestros cuerpos lo que nos conduce a analizar también el sexo como algo construido socialmente. Tendríamos así dos elementos construidos que actúan como bisagra: el género y el sexo, a la hora de comprender nuestra identidad de género (nuestros comportamientos y subjetividades), nuestra identidad sexual (nuestros deseos y afectividades) y nuestras posibilidades de estar en sociedad (nuestros roles).

El género nos desvela la discriminación hacia las mujeres y nos desvela también la discriminación hacia quienes adoptan formas, sentimientos, deseos o comportamientos del género no asignado, especialmente si se trata formas, sentimientos, deseos o comportamientos ‘femeninos’. El patriarcado sustenta las relaciones de poder entre mujeres y hombres y las relaciones de poder entre las sexualidades normativas y las no normativas, es decir, entre las relaciones heterosexuales convencionales y las relaciones, heterosexuales o no, no convencionales, ya sean entre personas del mismo sexo, fuera de la pareja, etc.

Si desde la comprensión del género como construcción social hemos cuestionado las masculinidades y las feminidades aprendidas para reconstruirlas; desde la comprensión del sexo como construcción social podemos entender y deconstruir las identidades sexuales aprendidas. Entender el sexo como construcción social nos obliga a subvertir de nuevo lo definido como real y a cuestionar la lógica binaria imperante hoy en día en los análisis de ‘dos sexos’ y ‘dos géneros’.
Estas dificultades se traducen en diferentes mecanismos de discriminación, invisibilización y violencia, que intentan impedir la transgresión de los comportamientos y roles asignados socialmente. Esto origina que, en varios casos, las personas que lo hacen sean víctimas de persecución, lo que pone su integridad personal en riesgo y les obliga a huir hacia contextos en donde su vida corra menos peligro (ver: persecución por motivos de género).

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Bibliografía

  • Coll-Planas, G. (2010): La voluntad y el deseo. La construcción social del género y la sexualidad: el caso de lesbianas, gays y trans. Edit. Egales, Madrid.

  • Equipo Nahia (2013): Los deseos olvidados: La perspectiva de Géneros y de Diversidad Sexual en el trabajo de Cooperación y  Educación para la Ciudadanía Global. Bilbao.