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La persona refugiada decide libremente regresar al país del que huyó, en teoría, porque ha desaparecido el riesgo de ser perseguida. Muchas personas deciden regresar por motivos personales, familiares o políticos (por compromiso con la causa que originó su persecución) aún cuando la situación de su país de origen sigue siendo insegura.
Se trata de una de las tres soluciones duraderas propuestas por el ACNUR.
La repatriación voluntaria puede ser organizada o espontánea.
La repatriación voluntaria puede ser una buena solución cuando han desaparecido los riesgos para la persona refugiada y ésta ha elegido libremente entre la opción de quedarse en el país de acogida y la de volver al país de origen. En todo caso, es esencial que se garantice el retorno con dignidad y con seguridad.
En muchas ocasiones los intereses económicos y políticos de las partes implicadas chocan con los intereses de las personas refugiadas y la salvaguarda de su dignidad y su seguridad. El derecho a volver jamás debe obligar a las personas refugiadas a dejar los lugares en donde han encontrado seguridad y rehecho su vida.